El candidato del Partido Popular a la presidencia del Gobierno, Alberto Nuñez Feijóo, acudió este miércoles por la noche a 'El Hormiguero', un día después que su rival político, Pedro Sánchez. Al contrario que el líder socialista, Feijóo entró con alfombra roja puesta mientras el público coreaba “presidente, presidente” efusivamente. Parece ser que el futuro de Moncloa, a día de hoy, depende de unas marionetas.
Pablo Motos, con un tono más amigable que la noche anterior, empezaba la entrevista advirtiendo que el formato del diálogo iba a ser muy diferente al que tuvieron con Sánchez. No le faltó razón al presentador valenciano. Y es que Motos hizo pocas preguntas y apenas cuestionó las respuestas del líder del Partido Popular, dejando que se explayara y no exigiéndole “respuestas más cortas” como a su rival.
Feijóo tocó varios temas que están marcando la precampaña de las elecciones del 23 de julio. De entrada, quiso dejar claro que, si llega a la Moncloa, quiere una vicepresidenta mujer. Sin necesidad de desvelar ningún nombre, manifestó que no quiere a Santiago Abascal de número dos en la primera bancada del Congreso de los Diputados.
Feijóo también avanzó que eliminaría el Ministerio de Igualdad y que lo regularía la propia Presidencia del Gobierno. “Igualdad dependió de mí como presidente de la Xunta durante ocho años, en el próximo Gobierno, si tengo la ocasión, Igualdad dependerá también de Presidencia del Gobierno”, comentó.
En términos de liderazgo, Feijóo expresó su convicción de que la experiencia es fundamental en política y que la gestión de lo público requiere conocimiento y habilidades específicas. Afirmó que no se puede improvisar cuando se trata de gobernar, dejando entrever una visión contrastante con el enfoque de Pedro Sánchez.
Feijóo fue más laxo cuando Motos el veto a las banderas LGTBI en algunos edificios públicos donde gobiernan con la ultraderecha. El candidato del PP aseguró considerar “sagrados” los derechos del colectivo, pero quiere modificar la actual Ley Trans. “No respeta el sexo biológico y lo vulgariza”, afirmó, en un ejercicio maestro de cinismo.
Si bien con Sánchez los aplausos fueron escuetos y espontáneos, Motos dejó varios silencios durante toda la conversación para que el equipo del programa los rellenara con ovaciones. Se notaba a leguas la orquestación del público, que por un momento aplaudía a la fuerza en temas con los que era imposible empatizar. Una prueba más de esa burbuja mediática maligna de la que tanto está hablando últimamente el Presidente del Gobierno.