No son tiempos para la ficción en abierto. Desde hace unas temporadas, las series emitidas en horario de máxima audiencia no rinden como antaño, víctimas de las plataformas en streaming. Atrás quedan los más de tres millones de espectadores que seguían semanalmente a los vecinos de Mirador de Montepinar en ‘La que se avecina’, que cerraba temporada el pasado lunes con menos de un millón de espectadores, o los potentes estrenos en ficción nacional de Antena 3.
Pese a ello, hay tres grandes supervivientes de esta migración a las OTT: los seriales diarios, el fenómeno turco y, recientemente, ‘Cuéntame cómo pasó’. La histórica serie de TVE ha arrancado su temporada final con su mejor dato de cuota de pantalla en dos años (13,3%) y liderando en sus dos primeras emisiones, convirtiéndose en la ficción nacional más vista de la temporada en lanoche de los miércoles, día atípico para los Alcántara.
Mientras la serie llegó a reunir a más de 7 millones de espectadores en el final de su tercera temporada en julio de 2003, máximo histórico de la ficción, en su penúltima temporada emitida en 2022, varios capítulos superaron por la mínima el millón de espectadores en su emisión lineal.
“Ojalá sea un momentazo, acabe por todo lo alto y lo vea mucha gente, pero también es que la vida ha cambiado mucho. Es un error pensar que todo el mundo ha estado pendiente de nosotros”, opina Pablo Rivero, Toni Alcántara en ‘Cuéntame cómo pasó’, en alusión al bajón generalizado de la ficción nacional en televisión en abierto. “Hay muchas cosas que tienen mucha audiencia que me horripilan. Para mí, el éxito es que al final la gente esté contenta”, afirma sobre el inminente cierre de ‘Cuéntame’.
¿Cómo habéis afrontado esta última temporada?
Con mucha ilusión, como un privilegio. Realmente, haber tenido este trabajo y la opción de llegar a tanta gente durante tanto tiempo es una cosa muy excepcional. Tener la oportunidad de despedirnos a la altura de las expectativas que hay y del público que nos ha seguido, ha sido un regalo. Inesperado, porque no sabíamos cuándo iba a ser y en unas fechas muy malas porque ha sido en verano, pero lo hemos recibido como un premio.
¿Cómo ha sido despedirse de unos personajes que lleváis toda la vida interpretando?
Lo he vivido como un regalo, como ley de vida. Para mí, lo excepcional era seguir. Yo intento ponerme en la piel del espectador. Como a mí me gusta la serie, voy recibiendo los guiones con la ilusión de ver qué han escrito, intentando sacar la parte positiva a todas las escenas. Lo he afrontado intentando disfrutar de cada momentito con cada compañero.
Eso, sobre todo los últimos capítulos que han sido los más intensos, se va a ver. Cada uno hemos estado con cada uno del reparto, casi despidiéndonos, con todo el equipo. Las últimas semanas han sido muy emocionantes. Demasiado. Yo he llorado por las esquinas, han sido muy bonitas.
¿Cuál de tus tramas como periodista ha sido la que más te ha fascinado?
La suerte que he tenido como personaje es que desde el principio he tenido mucha evolución y muchos cambios. Ha estado en continuo movimiento y ha tenido contacto directo con la historia. Toda la parte de la universidad, los grises, la represión, los libros prohibidos, fue muy mítica y ha marcado mucho la esencia de un personaje que ha seguido durante mucho tiempo.
La revolución de los claveles tuve la suerte de trabajar con María de Medeiros. El resto lo hicimos en cromas y en exteriores de parques y ladrillos, la caída del muro de Berlín fue muy emocionante, el 23-F fue muy mítico cuando llegaban los tanques fuera y se creaba una atmósfera muy chula. Lo dirigió Agustín Crespi.
Yo hacía un directo, decía cinco líneas muy escuetas y las tenía que leer en off. Esto era de madrugada y él me dijo: “Bueno, ¿eres capaz de hacer una nota mucho más larga y en directo?” Sin ser periodista. Esa magia, cuando todo está, funciona y rompí otra barrera, como de ir escalando pasos. El haber estado sentado en el Telediario, sin leerlo...
¿Veremos en esta temporada final algún suceso histórico a través de los ojos de Toni?
Yo creo que de todos. Están las elecciones que se van a ver sobre todo desde los ojos de Toni Alcántara y de esta señorita.
¿Qué tramas han tenido otros compañeros en las que os hubiera gustado participar?
A mí me pasó no con tramas en las que querría haber estado, no tanto por la trama sino por haber coincidido con actores que venían. Recuerdo la segunda temporada, que estaba en la mili, estaba Héctor Alterio y me lo perdí. Me pasaban este tipo de cosas: actores a los que admiraba muchísimo pero no tener ni una secuencia.
¿Te confunden por la calle con los personajes?
Me pasaba mucho al principio que era la coña de “¡Cuidado que vienen los grises!”. Luego no mucho.
¿Os habéis llevado algún objeto o algo de recuerdo de esta serie?
Yo me he llevado una rebeca que era como muy mítica de lana que llevé, que hay mil fotos con Imanol. Llevaba siempre una granate que era muy de Toni Alcántara
¿El final de ‘Cuéntame’ es el que esperabais?
En esencia sí, luego hay detalles y a lo mejor no es literal lo que yo me había imaginado, pero creo que acabamos con la esencia de la serie.
¿Sentís presión por defraudar a los que han estado ahí viéndoos tanto tiempo?
Yo creo que no. Como se vea la mitad de lo que hemos estado haciendo nosotros, creo que difícilmente defraudará. No lo sé, para gustos los colores.
¿Cómo fue ese reencuentro con Ricardo Gómez y Elena Rivera?
Muy bonito, muy emocionante. Creo que está muy bien escrito, muy a favor de lo que todos sentíamos en ese momento. Cuando lo ves en el papel no lo parecía tanto, pero cuando vinieron y se puso en pie, surgió algo muy especial.
Creo que a todos nos emocionó mucho ver, un poco lo que creo que le pasará al espectador, el cómo vuelven. Ricardo es el niño de España, de repente ves que es un hombre. Vino muy amoroso, muy profesional y fue muy bonito verle crecer. Y con Elena pasa igual. Nos superó a todos, fue una jornada de seis horas con una llantina...
Al final, en España y en todo el mundo, hay muchas familias que tienen miembros o hijos que viven fuera. Entonces, es muy bonito y esperanzador. No que se vaya a quedar o no, pero cuando vuelve a casa algún familiar que tenemos fuera es muy emocionante.
Al igual que Ricardo, saliste y entraste de la serie. ¿Tuviste alguna conversación con él a la hora de volver o él lo tuvo claro desde el principio?
Para volver no ni con Elena. Elena y Ricardo son muy adultos y saben muy bien lo que hacen. Además, los dos tienen dos carrerones. Están muy bien ubicados y no necesitaban ningún asesoramiento. Saben de esto casi más que yo. Lo que intenté fue recibirles con los brazos abiertos y con mucha coña, claro. Yo soy muy payaso.
¿Cómo vivisteis el momento de la muerte de Herminia?
Ha sido otro de los retos de la temporada. Y empezar con esto, sobre todo el arranque, es un mazazo. Pero al final es como un homenaje. Como luego va recuperando los últimos días del personaje, al final es algo que tenía que suceder. Al igual que tiene que venir el hijo que estaba fuera, las abuelas mueren por desgracia antes o después.
Y es otra manera de cerrar el ciclo y cerrar la serie de una manera realista. Y creo que al espectador tampoco se le puede engañar. Herminia no puede vivir 300 años. Entonces hay un punto también de respeto. Y los guionistas aprovechan los hechos históricos y las épocas vitales de los personajes. Es una cosa que no se podía evitar.
¿Cómo recibiste la repercusión tan brutal que tuvo la serie desde las primeras temporadas?
A mí se me olvida un poco. Cuando veo ahora los pelotazos, me parecen como superlejanos. No tengo mucha conciencia de haberlo vivido. Y que el éxito ha sido la serie, no hemos sido tanto nosotros. Ahí los actores ninguno ha sido como el superactor de moda, ni se ha impuesto... Ha estado muy concentrado en la ficción.
Lo que recuerdo del primer año es como muchas cosas rápidas. Rodábamos seis días a la semana, porque no se llegaba a emitir, porque había sido tal éxito que empalmamos temporadas. Eran muchísimas horas y exigencia. Yo estaba en un momento en el que estaba aprendiendo y quería hacerlo muy bien.
Estaba en la facultad, estaba en la escuela de interpretación y lo recuerdo muy cansado. He ido disfrutándolo con los años. La primera temporada fue agotadora. Fue muy bonito lo que se creó pero muy agotadora.
La televisión lineal se encuentra en unos niveles de consumo un poco complicados, ¿creéis que estamos asistiendo a un punto de inflexión en el medio? ¿Os da miedo estrenar la última temporada en este momento y que el dato pueda empañar lo que ha sido la serie?
No sé... A mí me pasa que, primero, no me entero mucho ya. Estoy bastante out en general. Pero lo que veo es que TVE ha crecido y está en un momento bueno. Y luego la gente lo ve mucho en diferido, son otros hábitos de consumo. Yo la verdad es que no me lo planteo. No me he planteado el terminar con la mejor audiencia y reconocimiento...
Ojalá que los que la han visto siempre se queden satisfechos y guarden un buen recuerdo como el que yo conservo. Que ojalá sea un momentazo, acabe por todo lo alto y lo vea mucha gente, pero también es que la vida ha cambiado mucho. Es un error pensar que todo el mundo ha estado pendiente de nosotros. Hemos hecho historia pero hay mucha gente a la que no le ha gustado la serie, a otra sí...
También te digo, hay muchas cosas que tienen mucha audiencia que me horripilan. Para mí, el éxito es que al final la gente esté contenta.