Final de infarto el del cuarto capítulo de la tercera temporada de 'Entrevías', con un asunto pendiente del pasado. El comisario Romero arresta a Nelson de manera irregular en el barrio, ya que cree que fue él quien mató a su primo Sandro. Su tío le ha encargado que encuentre al asesino.
Al mismo tiempo, Tente persigue a Tirso para vengarse de la muerte de su prima Nata, aunque esto forma parte de un plan de Dulce y Ezequiel, que él no sabe. Todo tiene como objetivo encontrar el arma con la que disparó a Tirso para poder detenerle y eliminarle del mapa de los pandilleros. Y es que Dulce pretende liderar la banda.
De este modo, Romero entrega a Nelson a su tío y resto de familiares, que aprovechan para darle una paliza. Sin embargo, no llegan a matarle, ya que le perdonan la vida, al no ser unos asesinos, aunque le destierran de 'Entrevías' y si le ven por las calles lo matarán. Algo que le ha complicado todo a Romero, que no esperaba que Nelson saliese con vida y ahora se arriesga a que este hable.

En ese momento llega Tirso con la escopeta, ya que pretendía salvar a Nelson. Corriendo saca al joven de la barriada, ensangrentado y herido. Ezequiel, que ha perseguido al pandillero hasta la zona, ve que Romero ha sido el culpable de todo.
Además, previamente, Irene y Nelson tienen una cita de pareja, después de que Gladys se ofreciera a cuidar al niño durante el resto del día. Sin embargo, la cita no es muy larga porque Irene tenía demasiado sueño. De camino a casa, Nelson le dice a Irene que le gustaría que tuvieran una casa y le propone matrimonio, algo que ella acepta, pese a que de primeras lo rechazó.

Tirso ha tenido que pasar la noche en el sofá después de que acogiera también a Santi en casa, ya que su mujer le ha dejado por otro. Sin embargo, el ferretero no se despierta de muy buen humor y tampoco parecen ser de su agrado las noticias que recibe de buena mañana. Malhumorado, Tirso aprovecha para dejar claro que él no piensa pagar la boda en 'Entrevías'