RTVE sigue tirando de la nostalgia tras el gran éxito de 'El Grand prix' y prepara el regreso de otro programa mítico de los 90. Recordamos que el programa de Ramón García volvió en verano con grandes audiencias, lo que ha provocado su renovación por una nueva temporada. No obstante, RTVE también cuenta sobre la mesa con el regreso del mítico '¿Qué apostamos?'.
Este programa se emitió en La 1 entre el 4 de mayo de 19931 y el 30 de junio de 2000 con Ramón García y Ana Obregón como presentadores. Además, tuvo una segunda etapa en varios canales autonómicos, donde cogieron el relevo Carlos Lozano y Rocío Madrid.
De este modo, según ha publicado en exclusiva El Confidencial Digital, el regreso de '¿Qué Apostamos?' estuvo a punto de cerrarse en el último Consejo de Administración de RTVE. Sobre la mesa estaba el regreso del formato con 13 entregas producidas por Ganga ('Cuéntame') con un coste total de 8,8 millones de euros. Sin embargo, aún no hay un acuerdo definitivo con la productora, lo que ha provocado que la aprobación se retrase a un futuro Consejo.
En cuanto a los presentadores, según el medio citado, existe la posibilidad de que repitan Ramón García y Ana Obregón. Sin embargo, al tampoco estar cerrado el regreso de '¿Qué Apostamos?', por el momento tampoco se ha decidido la figura de presentador.
La mecánica de '¿Qué Apostamos?'
En '¿Qué Apostamos?', un miembro del público retaba al programa a conseguir reunir un número de objetos o de personas en el plató durante el transcurso del programa. El programa, además, contaba con cuatro invitados famosos que contaban con cuatro millones de pesetas con los que jugar. Debían apostar entre 100.000 y 500.000 pesetas a favor o en contra del apostante.
Si acertaban, sumaban ese dinero a su marcador; si no, lo perdían. El famoso que acumulase más dinero al final del programa era el ganador y repartía su dinero entre los cuatro apostantes: 50% para el primero, 25% para el segundo, 15% para el tercero y el 10% para el último.
Para elegir al ganador del programa, se utilizaba el televoto del público, que votaba por la apuesta que más les hubiera gustado. No era estrictamente necesario superar la apuesta para poder obtener una buena clasificación, aunque el no hacerlo normalmente penalizaba en la opinión del público.